Misa de Acción de Gracias Fiesta de todos los Santos

Este festejo fue precedido de una misa de acción de gracias a las 12:30 am, oficiada por nuestro amado Padre Eddy. Esta alegre celebración contó con la presencia de varios Adultos Mayores, Voluntarios de la Casa de la Misericordia, Niños, hermanos y hermanos colaboradores de la Casita y miembros de la Directiva. Se departió un muy rico y agradable almuerzo que fue dirigido y preparado por Mariuxi y que estuvo muy ameno y en un ambiente de mucha alegría.

Si investigamos en una enciclopedia sobre el origen de la fiesta de todos los Santos, nos encontramos con que en la Iglesia primitiva se acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Frecuentemente, los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la persecución del emperador romano Diocleciano, el número de mártires llegó a ser tan grande, que no se podía separar un día para asignársela. Pero la Iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado, señaló un día en común para todos. La primera muestra de ello se remonta a Antioquía en el Domingo antes de Pentecostés.

También se menciona este día en común en un sermón de San Efrén el Sirio en 373. En un principio, sólo los mártires y San Juan Bautista eran honrados por un día especial. Otros santos se fueron asignando gradualmente, y se incrementó cuando el proceso regular de canonización fue establecido; aún, a principios de 411 había en el Calendario caldeo de los cristianos orientales una “Commemoratio Confessorum” para el viernes. En la Iglesia de Occidente, el papa Bonifacio IV, entre el 609 y 610, consagró el Panteón de Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole un aniversario.

Gregorio III (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los santos y fijó el aniversario para el 1 de noviembre. Gregorio IV extendió la celebración del 1 de noviembre a toda la Iglesia, a mediados del siglo IX.

El 1 de noviembre se rinde culto a los santos y a los martires y en estos días (el día 2 es el día de las almas, día de los fieles difuntos) y se vinculan con la relación que hay entre los cristianos como Cuerpo de Cristo, de modo que vivos en cuerpo y alma o solamente en el alma son considerados igualmente miembros de la iglesia. Al decir “todos los santos” se incluye a los santos que viven aun corporalmente como los que no, mientras que el Día de los Fieles Difuntos se recuerda especialmente a aquellos que ya han muerto corporalmente, pero que tienen la esperanza de la resurrección.

Nuestra cercanía y devoción a los Santos es una dulzura y consuelo de sabernos cerca de ellos y que ellos viven pendientes de nosotros. En esta fiesta tenemos que sentirnos unidos a la corte celestial y a todos los cristianos que están trabajando en su proceso de conversión. La liturgia en este día nos propone el Sermón de la Montaña, programa de Santidad para todos los cristianos. Nuestra madre Iglesia nos invita a preguntarnos como va nuestro camino de santificación.

Todos estamos llamados a ser Santos, es lo más importante que tenemos que hacer cada día y toda nuestra vida. Es la fiesta de la santidad de los cristianos, dura labor de cada día, sobre la que tenemos que tener conciencia. La santidad es el camino de vernos y actuar en nosotros. Nuestra vida es el campo de trabajo. Los Santos, modelos de vida para nosotros, son la muestra de ese camino de entrega al amor realizado día a día.

Alegrémonos con todos los Santos y pidámosles que nos guíen y acompañen en este proceso de conocimiento propio y de trabajo diario para amar más y ser más de Dios. ¡Festejemos!, es nuestro día y sobre todo impulsemos en nuestro entorno familiar y laboral el festejo de tan hermosa fiesta.

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