El Corazón de Dios sana una Pérdida Gestacional

Quienes son madres, podrán extenderse compartiendo un sin número de experiencias alegres y dolorosas acerca de sus hijos. Sin duda, la maternidad es un don de Dios y una gran bendición.

 “¿Qué pasa cuando una madre pierde un hijo, sea por un aborto involuntario o problemas al nacer?, ¿Qué significa esa pérdida en su vida personal y familiar?”

Son numerosas las familias y parejas que llevan en sus recuerdos, en su corazón, y en lo profundo de sus almas, el dolor una pérdida, la ausencia de aquél ser pequeñito que llenaría de alegría sus vidas.

Por esta razón, en la Capilla de María Madre y Reina de la Unidad, en Puembo, el Padre Milton, con su corazón conmovido y lleno de ternura, celebró por primera vez, la Santa Misa de pérdidas gestacionales para miembros de la Obra, algunas madres y padres que han atravesado la pérdida de un hijo, fueron asistidos espiritualmente para trabajar en su duelo, a través de la experiencia profunda del amor de Dios.

“La Misa fue una celebración muy especial”, según una de las madres asistentes, sentimos que el Señor, mismo a través del sacerdote, acogió a nuestros hijos, nos decía que estaban con Jesús y con su Madre. Eso nos dio muchísima seguridad de saber dónde están, con quien están, que están bien cuidados y están con Dios. Pero esta certeza no es como un sueño, sino algo real. La Misa nos ayudó a entregar a nuestros hijos a Dios como personas, nos llenó de Fe y de Esperanza”.

Para otra de ellas, la celebración eucarística fue algo muy emotivo: “El estar en la Misa fue como estar junto a mi hijo, como tenerlo en mis brazos nuevamente. Le pedí perdón porque mi cuerpo no pudo sostenerlo, pero él se fue al cielo. La Misa fue una experiencia maravillosa, súper especial que llenó mi corazón”. “Recomiendo este tipo de Misas a muchas mujeres que necesitan sanar, que necesitan llenar vacíos que no se explican pero que están ahí.”

“La Misa fue una respuesta que mi corazón anhelaba” – aseguró otra madre que asistió a la Santa Misa. “Todo este tiempo ha sido muy difícil para mí aceptar la pérdida de mi bebé. Le pedí mucho a Dios que me sane porque no me sentía bien, sentía que había algo sin resolver. En la Misa me sentí muy acogida, y la certeza de que mi bebé está gozando del Señor, es algo que me llenó completamente, sentí una completa paz, que lo solté . La Misa para mí, en mi vida, ha significado un nuevo comienzo.”

El corazón se queda a la espera de una nueva Santa Misa de pérdidas gestacionales. Este tipo de oportunidades en Dios, permiten cerrar un ciclo a través de la fe y la confianza en ese Dios de misericordia infinita. Es necesario que, otras madres y padres sanen el dolor de su pérdida, a través de la experiencia de un Dios amor que tiene en sus brazos a su pequeño hijo y de esta manera, puedan continuar adelante con una sonrisa plena que habla de la paz que habita en sus corazones.

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