Un Dios, una esencia en tres personas divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
Para los católicos, la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo. Los Apóstoles y los primeros cristianos fueron comprendiendo esto gracias al Espíritu Santo; que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El pasado 7 de junio conmemoramos la importante fiesta de la Santísima Trinidad, donde el dogma fundamental consiste en la creencia de que Dios es uno y trino. Es decir, es una unidad conformada por tres personas. Expresado de mejor manera, cuando tomamos las palabras de la segunda lectura, en la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con todos vosotros”.
En la homilía, el Padre Milton, quien celebró la santa misa, enfatiza que esta fiesta nos habla de la esencia misma de ser cristianos, de lo que debemos transmitir en verdad. Nos cuestiona preguntándonos, “¿cuál es la esencia de ese cristianismo que nosotros decimos vivir?, ¿qué deberíamos reflejar?”. Y si bien es cierto que orar, cargar la cruz, asistir a misa, rezar el santo rosario, entre otros, está bien; sin embargo, eso no refleja lo esencial del cristianismo, sino que solamente son una parte de este.
Los puntos principales, lo que nos hace cristianos y lo que debemos transmitir es el amor, que debe ser total. Un amor tan profundo que inclusive nos lleva a ser semejantes con la otra persona, en nuestra manera de pensar, hablar y actuar. Y lo segundo es la unidad.
Así como se ve reflejado en Las Sagradas Escrituras, en el capítulo 17 del Evangelio de San Juan:
“Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”.
Explicado por el Padre Milton, que nos dice que “haces unidad con Dios primero, y con los demás a través del acto de amor, a través de decidirte amar hasta dar la vida por alguien”. Cabe mencionar que este no es un amor de mundo, sino un amor verdadero, amor sin imposición.
Continúa diciendo: “la misión más grande de Jesús era traernos la imagen del Padre”, el amado de su corazón. Son dos personas distintas bajo una misma esencia y que, junto con el Espíritu Santo, conforman la Santa Trinidad en su unión perfecta de amor.
Finalmente, menciona que la Trinidad es el amor perfecto, y todos estamos llamados a amarnos los unos a los otros, como el Padre nos amó, a amar a la Santa Iglesia y en ella a Su Santidad Papa Francisco, respetando cada palabra sin juzgar, sin criticar.
Concluyó mencionando: “el amor no tiene condiciones, así reflejaremos a un Jesús que vino a dar la vida para mostrarnos que hay algo más detrás de Él; hay alguien más, el Padre y el Espíritu Santo”.
Foto 1Padre Milton Paredes