10 Años de la elevación de la imagen de La Madre y Reina de la Unidad, en el patio de María

De izq. a der: Juan Arturo, el padre Milton, Marcia la Violeta de Jesús, el padre Eddy y Roberto, en la parte de atrás

Con motivo de la celebración dedicada a la Bienaventurada Virgen María, Reina, instituida por el Papa Pío XII, el pasado 22 de agosto, alrededor de 120 miembros de la Unidad, nos reunimos para agasajarla con el rezo fervoroso del Rosario de la Aurora y la celebración de la Santa Misa.

Juan Arturo Crespo guía el Rosario de la Aurora (Conjunto San Rafael – Puembo)

A esta gran fiesta de la Iglesia Católica, se sumó la conmemoración de los 10 años, desde el momento en que la imagen de nuestra Madre y Reina de la Unidad fue colocada en medio del Patio de María, en las Tierras, con la presencia y bendición del Padre Juan Abril.

Durante la homilía, el padre Eddy de la Torre, reflexionó sobre la actitud de los maestros de la ley y los fariseos, e hizo un llamado a ser verdaderamente humildes, a examinarse, confrontarse y dejar la división interna que nos separa de Dios; a ser coherentes. Entonces, reflexionó sobre la actitud de la Virgen María, quien, en silencio, reflexionaba y guardaba en su corazón todo lo que acontecía. De tal manera trabajó en su alma, que cuando llegó la hora de la Pasión y la Cruz, ella poseía una total claridad acerca del porqué eran necesarios esos acontecimientos. Y, aunque llena de dolor, no protestaba; sabía que era lo mejor, porque en ella existió unidad, y nunca división. Este camino que hizo María, la enalteció hasta el punto de ser coronada como Reina.

Padre Eddy de la Torre

Al terminar la Santa Misa, Juan Arturo Crespo, Presidente de la Asociación de Fieles, hizo un relato histórico sobre los últimos años de vida del Padre Juan Abril. Conmovido, recordó la ilusión que tenía nuestro sacerdote por llevar y colocar la imagen de María, de cuatro metros de alto, sobre un pedestal en medio del Patio de María en las Tierras, a 3.700 m s.n.m. Juan Arturo Crespo recordó: «Entregado a la tarea de darle honor a la Reina y a la fe de un pueblo que vivía en la incertidumbre. Por esos días, (el padre Juan) fue diagnosticado con cáncer de páncreas; él pedía no morir sin antes celebrar la primera misa en el Patio de María; y casi un año después, el 1 de mayo de 2011, con un cáncer muy avanzado, celebró la primera Misa, a los pies de nuestra Reina y Madre de la Unidad. El Padre Juan falleció poco después, fueron tiempos difíciles». Un año después de su muerte, la OMMRU fue aprobada por la Iglesia.

«El Padre Juan entregó su vida por la Obra», señaló Juan Arturo, quien hizo una pausa, la emoción no le permitía continuar. Resaltó la gracia que significa contar con sacerdotes en la Obra, y manifestó su agradecimiento por la bendición de la presencia sacerdotal del Padre Milton (como Prior) y del Padre Eddy, así como la religiosa Madre Cinthya.  «El sacerdocio es un don y una gracia que hemos vuelto a recuperar como Obra, por lo que damos gracias al Cielo».

Para terminar, Juan Arturo, animó a todos los fieles de la Unidad, a mirar a María, nuestra Reina, a ser perseverantes en la oración y rendirle honores y sacrificios; especialmente en estos tiempos difíciles. Finalmente, «Que el ejemplo de vida entregada del Padre Juan nos motive, para que nosotros también seamos hombres y mujeres entregados en dar toda nuestra vida por la causa de Dios, que es la Obra de la Unidad».

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