Aniversario de la Consagración de la OMMRU a Dios Padre
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La imagen de la Virgen de Lourdes, Madre sanadora de los enfermos, brillaba en medio de sus fieles.
Una mañana despejada y fría se levantaba, eran las 6H30 del 1 de agosto de 2020, y más de 100 personas nos congregábamos, por medio de una plataforma digital, para celebrar, como una gran familia, un acontecimiento de gran relevancia para nuestra Obra: El aniversario de Consagración de la OMMRU a Dios Padre.
Para dar inicio a esta celebración, se procedió al rezo del Rosario de la Aurora; Juan Arturo Crespo recordó la importancia del acto de consagración realizado por la OMMRU y expresó: “¡Bendito el día!… Desde el Antiguo Testamento, vemos cómo Dios acoge las ofrendas. La Obra de la Unidad es una ofrenda agradable a Dios Padre. Por eso, hoy es día de fiesta.”
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Entre cantos y meditaciones, el Rosario de la Aurora fue rezado con gran devoción.
Al terminar el Santo Rosario y con la bendición del padre Eddy de la Torre, se dio paso a la celebración Eucarística.
Al iniciar la ceremonia, el padre Milton expresó: “Más que una fiesta en la Tierra, es un día de fiesta en el Cielo, porque la Gracia de ser tomados, consagrados a Dios Padre, es tan grande que supera nuestro entendimiento.” Y nos exhortó a hacer un acto de conciencia y de gratitud.
Durante la Homilía, el padre Milton reflexionó profundamente sobre lo que significa ser una Obra consagrada a Dios Padre. Primero, explicó que a Dios le agrada que, aunque ya seamos suyos, hagamos un acto voluntario de entrega total para que Él pueda obrar. Consagrar significa entregar el ser, entregar el corazón. Enfatizó sobre cómo debería ser el comportamiento de una persona que ha sido consagrada; comenzando por el deseo de buscar fervientemente la reconciliación, sin pretextos, porque el tiempo que vive en pecado es tiempo que le quita a Dios. Una persona consagrada debe ser obediente, debido a que a Dios le agrada más la obediencia que los sacrificios; para ejemplificarlo, explicó el caso de David, que era ungido de Dios, en el cual vemos que su hijo muere, como consecuencia de haber tomado lo que no era suyo. Una persona consagrada debe entender la gravedad de su entrega.
Recalcó además que la OMMRU es el único grupo que vive con sacerdotes entre su comunidad, y debemos hacer conciencia que, por ello, se pedirá el mismo nivel de consagración a los que les rodean.
Para terminar, hizo un llamado a todos los miembros de la Obra, para que aprendamos a vivir consecuentemente con la Gracia recibida, alejándonos de toda división, buscando la confesión y la reconciliación con nuestros hermanos.