Un millón de niños rezan el rosario en el mundo
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Rezo del Rosario de los Niños de la OMMRU
Acogiendo con entusiasmo en el corazón la iniciativa del Santo Padre Francisco de unirnos al rezo del Rosario de un millón de niños, para alcanzar el fin de la pandemia y la paz mundial, la comunidad de San Rafael, así como la comunidad 48 de Quito, de la Obediencia y docilidad a la Gracia de Dios, y la Casa de la Misericordia, se organizaron para responder a este llamado de su Santidad.
Utilizando el manual instructivo del rosario para niños, que compartió previamente el Papa Francisco, se desarrollaron estos encuentros de amor y oración.
Junto con la colaboración de Liesel Mahnke, Coordinadora General de la Infancia en la Obra, veinte niños de San Rafael se conectaron el domingo 18 vía zoom, a las 11H20, acompañados por sus papitos, para dar inicio al rezo del santo Rosario. Hermoso espacio de oración que permitió, además, que cada uno de nuestros pequeños puedan abrir sus corazones y, con inocencia, pedir en palabras sencillas por sus intenciones, junto con las del Santo Padre.
Esa misma noche, a las 19H30, nuestra amada Virgen María volvió a ser la invitada de honor, donde nueve niños de la Comunidad 48, junto a sus familias, iniciaron el rezo del santo Rosario. Oración cargada de entrega y ternura, que conmovió los corazones de los miembros de la comunidad.
Del mismo modo, uniéndose a este dulce llamado, veinte y siete niños y jóvenes entre los 4 hasta los 21 años de edad, que acuden a la Casa de la Misericordia, se conectaron vía zoom y celular, el lunes 19 a las 16H00, para arrancar del cielo estas dos grandes peticiones, y, a su vez, entregar todo su amor, puro y sincero a la Mamita María.
Un encuentro virtual cargado de alegría e ilusión donde el amor a la gloriosa Virgencita se vio reflejado con los pétalos de rosas que fueron puestos a los pies de María Santísima en un altar, y en el suave canto de las Ave Marías.
Estos emotivos momentos de oración, fidelidad y alegría, concluyeron con la “Consagración de los niños a la Madre de Dios”, y con la certeza en el corazón de nuestros niños, que sus súplicas subieron al cielo, donde la Mamita María, las recibió con dulzura y amor maternal.