Celebración del Viernes Santo
Celebración del Viernes Santo
Viernes, 15 de abril de 2022.
Este 15 de abril, luego de dos años de no haberse realizado presencialmente a causa de la pandemia del COVID-19, el Vía Crucis de Viernes Santo se llevó a cabo, nuevamente, con la participación de más de un centenar de fieles de la OMMRU.
Ancianos, adultos, jóvenes y niños llegamos hasta las Tierras, que están ubicadas al pie de las montañas de Papallacta, a 3700 msnm. Su clima frío y su paisaje de encanto deleitan el alma y acercan el pensamiento a la creación de Dios.
Vía Crucis en Unidad
Las estaciones del Vía Crucis estaban dispuestas a lo largo del camino de ingreso, en cada una de ellas, guiados por las profundas meditaciones de Juan Arturo, interiorizamos el martirio del camino de la Cruz y adoramos a Cristo en su dolorosa Pasión.
El crucifijo que precedía la procesión fue portado por diferentes jóvenes, mientras los demás miembros de la Obra lo seguíamos, ascendiendo hasta la Capilla de la Santa Cruz, entre rezos, cantos y alabanzas. Llegamos, la imagen de Cristo crucificado se levanta imponente en el centro de la capilla.
Adoración a la cruz y acto de reparación
Se dio lectura al relato de la Pasión y el padre Milton reflexionó sobre aquellos últimos momentos de la vida terrena de nuestro Señor. Enfatizó sobre el papel de Poncio Pilato, su conversación con Jesús y sobre la pregunta ¿qué es la verdad? Hizo un llamado a no quedarnos en nuestros miedos, a buscar la verdad, especialmente en nuestra alma, a cumplir nuestras promesas de cambio (por pedido suyo, cada uno reconoció un defecto o pecado y ofreció cambiar. Como un acto de renuncia a esas esclavitudes) y de esta manera reparar el corazón herido del Señor.
Luego de la reflexión, la imagen de Cristo que había permanecido cubierta por un manto púrpura fue destapada; cuánta compasión y dolor evocan su cuerpo herido, su cabeza coronada de espinas, sus manos y pies clavados a la cruz. Todos los asistentes pudimos acercarnos a los pies de la Cruz y tener un momento de adoración personal. El coro de la Obra entonó cantos de alabanza. Muchas lágrimas brotaron en ese ambiente de especial recogimiento.
Para terminar esta bella jornada, recibimos la comunión y nos retiramos de la capilla con la esperanza de la Resurrección, victoria de nuestro Redentor Jesucristo sobre el pecado y la muerte.