“Mira a Cristo crucificado; en Él brota la esperanza que dura hasta la vida eterna.” 

Santo Papa Francisco, 30 de marzo del 2018 

Testimonios

“Para mí, el retiro fue súper especial. Me tocó mucho. Siento que definitivamente hay un antes y un después. Soy más libre, diáfana, dejándome ver tal cual soy, con total deseo en el corazón de ser fiel al Señor, perseverar en su amor y cumplir mi ofrecimiento para sanar Su Corazón herido.”, dijo María Leonor. 

“Yo fui con mucha ilusión al retiro y sentí de una manera extraordinaria el amor y la presencia del Espíritu Santo. El retiro me hizo comprender también cuanto debo amar a mi hermano tal cual es, intercediendo por él. Mi relación con los hermanos de la Obra ahora es mucho más cercana y amorosa.”, comentó Cecilia.

“El retiro me ayudó a ser más consciente de que el Señor dio Su vida en la cruz por mí y que me enseña a amar y a orar por el hermano, así como a reconocerme pecadora y buscar Su misericordia. Me mostró que con mi oración por el hermano muevo la misericordia de Dios por su alma, al tiempo que la mía se va despojando de todo lo que me impide acercarme al Corazón del Crucificado. El retiro fue fuerte y exigente.”, contó Alicia.

“Siento que el retiro era lo que necesitaba. Había mucho miedo dentro de mi corazón y ahí descubrí que era falta de amor a Dios. De manera inexplicable pude notar como todo ese miedo que tenía dentro de mí, simplemente había desaparecido”, mencionó Marina.

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