Retiro de la Unidad

23, 24, 25 y 26 de mayo de 2024

A la invitación a participar de un nuevo Retiro de la Unidad durante los días 23, 24, 25 y 26 de mayo de 2024, en la Casa de Retiros “Getsemaní”, en el nororiente de Quito, treinta y seis miembros, en su mayoría jóvenes,  respondieron al llamado, decididos a vivir una experiencia única y especial. Dejaron todo atrás para permitir que el Espíritu Santo de Dios los llevara a conocer, contemplar y aprender de la maravillosa vida a la que llama cuando un alma se decide por el amor, teniendo a Jesús Maestro como el centro del cual todo emana para a vivir una vida interior trascendente que lleva luego a la unidad con los demás. 

Marcia, Juan Arturo y el padre Milton condujeron el retiro, ayudados por un “ejército” de servidores voluntarios, que atendieron a los participantes de manera amorosa y oportuna, de tal manera que todo estuvo listo y dispuesto para que los cuatro días fueran de vivencia plena en amor y unidad. 

Frutos y Testimonios: 

«Cuatro días inolvidables, transformantes y deliciosos. El aprendizaje fue intenso al igual que todas las actividades programadas», comentó Mary. 

«El retiro fue mi afirmación de que realmente quiero ser uno con el Maestro del Amor y la Unidad. A su vez, aprendí a cómo ser una verdadera amiga donde el centro está el amor de Dios y la ternura de la Virgencita», contó Ana Paula. 

«En el retiro pude sentir por medio de quienes nos explicaron y nos compartieron su testimonio de vida, cómo el Señor puede hacer las cosas siempre nuevas y nada se da por sentando, porque es un camino diario de su mano donde Él es el Maestro, pero debo vivir con corazón dócil y tierno con su corazón y en unidad con el corazón de la Virgencita María, para dejarme guiar y que sea verdaderamente el Maestro quien lleve mi vida y así atesorar a quienes me ha puesto y amarlos radicalmente. En lo personal fue un llamado para que dependa solo de Él y espere en Él», dijo Gaby. 

«El retiro para mí fue un encuentro personal con Jesús, el que me dejó en el corazón que cuando pongo la presencia de Dios en todo lo que pasa en mi vida, voy construyendo un presente con recuerdos que toman sentido y, aunque a veces no entienda las pruebas de Dios, sé que todo está en sus manos. También me enseñó a que si anhelo tener relaciones profundas con quienes me rodean debo estar dispuesta a entregar espontáneamente algo de mi corazón, dándome a conocer tal cual soy, dejando de lado mis miedos, formas de pensar y esquemas. Además, que el amor que se sintió en cada detalle de la organización fue algo que sin duda se grabó en mi corazón, y también me invitan a contemplar los pequeños gestos que día a día el Señor me brinda», manifestó Gloria.