Primer Día de la Semana de la Unidad – 2019

Primer Día de la Semana de la Unidad – 2019

Hoy, 18 de enero, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre el Evangelio de Lucas 1, 37-44

Es una gracia grande que la misma iglesia nos dé por la Semana de la Unidad el Evangelio diario para reflexionar. Y hoy especialmente, el Evangelio nos habla de Jesús que es invitado a comer en casa de un fariseo. Este fariseo se escandaliza porque mira que Jesús no se lava las manos ni cumple con los ritos. Y Jesús empieza su discurso diciendo que ¡cuanto bien! les haría a los fariseos lavar el vaso por dentro y no por fuera.

Para nosotros, miembros de la Obra de la Unidad, que hoy también empezamos la Semana de la Unidad, debe ser un llamado, porque Dios quiere que nosotros vivamos esta gracia que se llama: Unidad Interior. La Unidad Interior debe ser para nosotros, especialmente, un llamado profundo a buscar ser auto reflexivos. Una cosa que Jesús dice a los fariseos es: “ustedes no saben lavar el vaso por dentro.” El Santo Padre se ha empeñado, en este tiempo, a buscar que en los católicos haya este ser auto-reflexivo. El ser auto-reflexivo implica que la persona quiera mirarse.

Y la verdad es que no sé si por los medios de comunicación, porque estamos demasiado envueltos por la televisión o por el mismo orgullo, como dijo el Santo Padre, denuncia que los católicos de este tiempo somos demasiado superficiales a la hora de reflexionar sobre nosotros mismos. Y es cierto que somos excelentes para hablar de fútbol, para hablar de política; pero, cuando tenemos que hablar de nosotros mismos, no sabemos qué decir de nuestra vida espiritual. Muchas veces, como los fariseos, hemos reducido nuestra vida espiritual a ciertos ritos repetitivos que nos hacen pensar como los fariseos: el hacer actos repetitivos habla de que somos “gente buena”.

Entonces, incluso hoy que es un día de penitencia, que estamos invitados a una Jornada Penitencial en la Obra de la Unidad, en la Capilla desde las 19H00, para ir a confesar nuestros pecados. Y es bueno que nosotros hagamos un serio examen de conciencia, no únicamente basado en los ritos. Para mucha gente la vida en Dios se resume en ir a Misa los domingos y en no cometer pecados mortales. Pero, ¿Cuántas personas llegan a ser auto-reflexivas? Es decir, a mirarse a sí mismos y a decir: “yo cometo pecados muy graves porque el sólo hecho de no reflejar a Cristo con mis hijos, en mi trabajo, ya es un pecado grave.”

La falta de amor es el peor pecado. A veces, nosotros no somos capaces de reflexionar en nuestras actitudes del día a día. Cómo nosotros, también, como consecuencia de la falta de ser auto-reflexivos, no tenemos sed. Es algo que también les pasaba a los fariseos. Los fariseos no tenían sed. ¿Por qué? Porque ellos pensaban que al repetir los mismos ritos cada día ya estaban bien con Dios. Y por eso es que los fariseos no aman a Dios, ellos cumplen con Dios. Nosotros, tantas veces, podemos caer en ser como esos fariseos que no amamos a Dios, sino que cumplimos con Dios. Nuestras oraciones son repetitivas, nuestros actos, nuestros análisis son los mismos de siempre.

Dios nos invita a ser auto-reflexivos, a lavar el vaso por dentro, a examinarte en base por ejemplo a ¿cómo está tu relación con las personas que están alrededor tuyo? No desde tu perspectiva, sino desde la perspectiva de ellos. Es decir, aprendiendo a escucharlos y aprendiendo, junto con ellos, darte cuenta si tú eres verdaderamente ejemplo de Dios en medio de tu familia. Un buen examen de conciencia como decía la otra vez, en base a como tú tratas a las personas que están alrededor tuyo.

A veces, hay personas que yo me he encontrado, por ejemplo, que son sumamente groseras con la gente que vive alrededor. Y, cuándo van a la confesión te dicen: “no Padre, no creo que yo haga cosas malas.” ¡Eso se llama superficialidad! Nosotros estamos llenos de superficialidad en nuestra cultura. El Papa Francisco dice que el trabajo de los sacerdotes sea hacer que verdaderamente la gente llegué a ser gente profunda.

Yo les invito hoy a pensar en esto; y a ser auto-reflexivos. Una gracia que te da Dios es la sed de Él. Si las personas, por ejemplo, hoy no tienen sed de irse a confesarse significa que algo está mal, algo está mal en sus corazones. Si se sienten que ya están bien con lo que están haciendo, si sentimos que estamos bien con lo que estamos haciendo, porque, realmente sentimos que el Rosario que hacemos siempre -que es un rito y es bueno y agradable- pero sigue siendo un rito externo. Si pensamos que eso nos tiene bien, o el ir a Misa todos los días. Si pensamos que eso es la vida espiritual, entonces, Dios nos llama a una vida más profunda.

Pensemos en este día, primer día de semana de la Unidad de los Cristianos, que el Señor nos pide lavar el vaso por dentro. Nos pide dejar de ser fariseos, a dejar creer que los actos externos hacen que nosotros seamos capaces de mantener la justicia y la misericordia de Dios en nuestros corazones, porque no es cierto. Las actitudes de vida, el cambio profundo en lo cotidiano, el tener una actitud permanente de saber que yo debo reflejar en todo a Jesús en la Misericordia y en el amor, harán de mí una persona profunda y me harán sentir necesitado y sediento de un Dios que siempre nos verá caer y que siempre está dispuesto a sacarme adelante.

Que el Señor nos bendiga en este primer día del Octavario de la Unidad y Oración por la Unidad los Cristianos.

Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se quede sobre ustedes en este día y les acompañe.

Con profundo amor,

Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”

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