La Cuaresma, en polvo eres y en polvo te convertirás

La Cuaresma, en polvo eres y en polvo te convertirás

El día viernes 14 de noviembre, primer día de misión en Francia, nuestros misioneros llegaron a FLERS, en la baja Normandía, al noroccidente de Francia. El viaje ha comenzado lleno de bendiciones con una visita a la comunidad de la obra de “la Sagrada Familia” que la integran al menos 13 personas. Se comenzó la jornada con una Santa Misa celebrada en francés por el Rvdo. Padre Milton en este lugar hermoso.

Queridos hermanos: les envío una invitación a vivir la cuaresma, a manera de catequesis, para nosotros miembros de la Obra:

La Cuaresma inicia con el miércoles de ceniza, día en el cual nos dan aquella bendición por medio del sacerdote: “en polvo eres y en polvo te convertirás”. Es una bendición que llama a vivir la humildad profunda asumiendo la verdad de nuestro ser que fue creado del polvo” y que fuera de Dios nada es. Esto nos ayuda a tener conciencia de que el lugar que tenemos en la vida es simplemente el lugar que Dios nos ha concedido, pero todo es prestado y nada nos pertenece, y al final de esta vida todos debemos “devolver lo de Dios” incluso nuestro cuerpo con su vitalidad, que volverá al mismo polvo del cual salió.

Por esta misma realidad es que nosotros estamos llamados a asumir “la Verdad” de quiénes somos frente a Dios y no desde aquello que como imagen mostramos a los otros o desde aquellas maneras defensivas que podemos adoptar, para que nos vean desde “nuestros” títulos o desde “nuestros” logros o capacidades, pues todo lo hemos recibido de Dios y si aprendemos a caminar en esa libertad que nos da la verdad, podremos sentir el gozo de andar por la vida libres de inseguridades y miedos, que son los que verdaderamente nos condicionan hasta creernos, pensarnos o mostrarnos fuera de lo que verdaderamente somos.

En la homilía del miércoles de ceniza comentaba abiertamente que he reflexionado cómo en mi vida, por ejemplo, yo nunca fui nadie extraordinario en ningún sentido: en estudios era aplicado pero nunca sobresaliente y en deportes era seleccionado pero no era el capitán ni de un talento “notorio”, y en mis proyectos o resultados o en mi forma de ser más bien puedo ver que no he tenido en mi infancia y juventud algo que yo pudiera decir algún tipo de virtud relevante que me haga sentir (a Dios gracias ) que el ser Sacerdote haya sido por alguna razón que provenga de mí mismo o una especie de “premio” a un mérito mío.

Es más, comentaba que, en estos tiempos, al hacer orden en todos los documentos dejados por el Padre Juan en el Seminario y que están bajo mi custodia, me causaba un poco de gracia leer en uno de los informes dados por el Padre Juan al respecto de mi persona, decía algo así “inteligencia un poco más de la media” (jeje).

Con ese tipo de conciencia que me da el ver mi pasado yo puedo tener la certeza de que mi Sacerdocio no tiene, como don extraordinario de la gracia de Dios, más que ser la pura misericordia de Jesús para mí, al mismo tiempo eso hace que la gente pueda distinguir claramente la fuente en esta Obra y apreciar más a quienes, en virtud de su fidelidad, han recibido el don de la “maternidad espiritual” (que se vuelve paternidad espiritual para los hombres) el cual es, el don más grande que un ser humano pueda recibir, pues, según una santa, esa es la gracia que caracteriza e identifica estas almas con la Virgen María, la “Llena de Gracia”.

Por ello, al igual que la nota de WhatsApp que les escribí como motivación para el Miércoles de Ceniza, les animaba a tomar esta Cuaresma como un tiempo de conversión, sabiendo que nosotros , por nosotros mismos, nada podemos lograr, y si hacemos las cosas movidos por nuestro “yo”, parándonos en nuestro orgullo y no en la verdad, aunque los frutos de nuestros esfuerzos sean aparentemente grandes, a la larga Dios nos va a mostrar cómo, finalmente, dice San Agustín: “La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano”, es decir, nuestras obras no van a ser sólidas ni duraderas si no dejamos a Jesús actuar en nosotros.

Especialmente este año que tenemos muchas metas espirituales y materiales, es necesario que entendamos que si no estamos en gracia y si Jesús no vive en nosotros y no caminamos espiritualmente con el corazón limpio y la mirada en unidad con Jesús, tampoco las metas se van a conseguir.

Así que desde el inicio de esta Cuaresma los animo a que el arrepentimiento bien entendido y la misericordia de Dios en nuestro corazón marquen una disposición nueva para recomenzar los proyectos de esta Obra que pueden parecer grandes pero, como todo lo de Dios, tienen que ver con un profundo cambio interior y con la respuesta personal de cada una de las personas que componen esta Obra.

El Señor quiere que hagamos ese firme propósito en nuestros corazones y almas:

  1. No descuidemos y seamos diligentes con los Sacramentos, la Confesión especialmente, y también busquemos la guía espiritual.
  2. No permitamos la acedia ni el juicio hacia nadie.
  3. No permitamos la desobediencia ni al orgullo entrar en nosotros porque a Dios no le interesan las construcciones sino las almas, nosotros somos sus templos.
  4. Recemos con el corazón y con fe diariamente, durante todo el mes de marzo, la oración que especialmente llega al Corazón Inmaculado de María: el Santo Rosario.
  5. El Señor nos quiere más apóstoles, más suyos para darnos aquello que también le pertenece que es la consecución de las metas materiales y las bendiciones espirituales de todo tipo; pero puesto que solo Él las administra y sabe cómo y en qué momento darnos según la sed que vea en nuestros corazones, debemos dejarlo vivir en nosotros, debemos ser, sobre todo, diligentes con nuestras almas.

Por eso mismo, no solo en obediencia a lo pedido por la Iglesia y que nosotros también tendremos de ceremonias, ayunos y penitencias, sino sobre todo los animo a todos, todos, a vivir intensamente este inicio de Cuaresma.

Aquel ayuno que se nos proponía en el video que se nos mandó hace unos días, que es mucho más profundo que el ayuno físico y que tiene que ver con nuestra espiritualidad a la cual debemos aprender a ser fieles:

El ayuno que a Dios le agrada: “ayuna de juzgar a otros, llénate de Cristo que vive en ellos. Ayuna de soltar palabras hirientes, llénate de frases que purifican. Ayuna del descontento, llénate de gratitud. Ayuna de enojos, llénate de paciencia. Ayuna de pesimismo, llénate de optimismo. Ayuna de quejarte, llénate de apreciar lo que te rodea. Ayúnate de presiones que no cesan, llénate de oraciones. Ayuna de amargura, llénate de perdón. Ayuna de egoísmos, llénate de comprensión a los demás. Ayuna de desaliento, llénate de esperanza eterna en Jesús. Ayuna de todo lo que te separe de Dios. ¡Llénate de Amor!

“El ayuno que yo quiero es éste: Que rompas las cadenas injustas, desata los yugos opresores; libera a los oprimidos y rompe todos los yugos; comparte tu pan con el hambriento y abre tu casa al pobre sin techo; viste al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano.

Entonces clamarás al Señor y te responderá; lo llamarás y te dirá: ‘Aquí estoy’”. (Isaías 58)

Es decir, el ayuno que más le agrada a Dios es el amor que nos permite salir de nosotros mismos y renunciar a lo nuestro para “darnos”.

Con estas reflexiones les invito a vivir esta Cuaresma. Los horarios de actividades para la Obra les iremos avisando conforme se acercan los días de celebración.

Que Dios bendiga el empeño que tiene esta Obra en ser fiel a Dios y que la Virgencita nos cuide mucho y nos lleve de su mano en este tiempo de reflexión y oración diaria del Santo Rosario, pidiendo al cielo por las intenciones anunciadas desde el inicio de este año de la Fidelidad.

Que el Señor nos bendiga en nuestra respuesta fiel al Amor y la Unidad.

Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”

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