Meditaciones Diarias Cuaresma 2020: Día 2

Meditaciones Diarias Cuaresma 2020: Día 2

A QUIEN LLAMA EL SEÑOR

Algo hermoso que debemos considerar cuando pensamos en que somos escogidos por el Señor, es que Dios no nos escoge por ser perfectos o tener algún mérito personal o alguna cualidad positiva, sino que nos escoge por amor, porque Él es Bueno, esa es su manera de actuar desde siempre.

Dice la Palabra de Dios

«¡Mirad, hermanos, ¡quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza». (1 Corintios 1,26).

Este pensamiento de que el Señor no nos escoge por los talentos que tenemos nos lleva a ser más humildes frente a Él pues eso significa que:

– Dios no nos escoge porque necesite de nosotros.

– No hay nada que podamos hacer para impresionarlo.

– Que hagamos muchas cosas «buenas » (a nuestro criterio), no significa que estemos obrando como Él quiere ni que lo estemos amando.

– Debemos acercarnos a Él para que nos cure, nos cuide y nos forme, pues no importa cuán «buenos» nos sintamos y cuánto cumplamos con su ley, sino cuánto queremos entregarle lo que de verdad somos, para que Él, que es el único perfecto, nos conduzca por sus caminos …

Pensemos en este día de cuántas maneras nos alejamos de Dios precisamente porque pensamos que debemos lograr muchas cosas y cumplir muchas normas o ritos para estar más cerca de Él. Esa era la manera de actuar que tenían los fariseos, que no era movida por la fe ni el amor sino por el cumplir, que no se fijaba tanto en Dios sino en la propia capacidad o la propia devoción para sentirse cerca de Dios.

Soltemos en este día ese concepto de un Dios que anota en un cuaderno todo lo bueno y malo que hacemos y empecemos a vivir en la Misericordia e intimidad de un Dios que nos ama tal como somos y que cubre nuestras miserias, en la medida en que aprendemos a vivir sin máscaras delante de Él y de nuestros hermanos.

Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”


Preguntémonos:

  • ¿Trato a los que viven cerca de mí como quienes deben «lograr algo» para ser queridos o soy el reflejo de un Dios que ama igual, aunque el otro se porte bien o mal?
  • ¿Cuándo hago algo para Dios pienso que lo estoy ayudando o que le estoy haciendo un favor? O siento que Dios me permite servirlo porque me ha escogido por amor.

Propósito

Haré actos totales de amor a Dios dejando de lado el sentimiento de que soy yo quien «lo ayuda» o que «necesita de mí», sabiendo que la forma en que los haga debe reflejar mi amor por Él.

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