NOS ELIGIÓ PARA ESTAR EN SU PRESENCIA
Una de las características del Amor verdadero es que mientras el amor va creciendo, quienes se aman buscan crecer en intimidad.
Dice San Pablo:
«En Cristo, Dios nos eligió antes de que creara el mundo, para estar en su presencia santos y sin mancha en su amor.» Efesios 1,4
Incluso en relaciones como la de los padres con los hijos, cuando un hijo crece y madura y entiende más a su padre o a su madre, y el amor se vuelve recíproco porque el hijo o la hija valora más la enseñanza y la vida de su padre o madre, existe un deseo de compartir más profundamente.
Este deseo está en todos los seres humanos, no solo de «estar» con quien amamos sino de estar «para siempre». Incluso aquellas «personas que pierden la cabeza por los «amores temporales» en su interior sueñan con el «amor auténtico»» (Papa Francisco).
Ese amor que en el fondo de nuestro corazón nos llama a amar de manera diferente a como lo hemos hecho, es un amor que se entiende desde el bálsamo sanador de la Misericordia de un Dios que nos dice «no tengas miedo, yo quiero estar contigo, yo no huyo de ti ni te rechazo, aunque peques».
En último caso debemos saber que no es Dios el que se aleja de nosotros, Dios siempre quiere estar cerca, el problema es que no puede obligarnos a estar cerca de Él, entonces si nosotros no anhelamos estar en su presencia no conoceremos de esa intimidad.
Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”
Preguntémonos:
- ¿Espero yo que algo inesperado suceda en mi vida o algo como «mágico» me mueva a acercarme a Dios para estar en su presencia?
- ¿Apunto en mi vida a tener relaciones de amistad y amor estables y duraderas, como fruto de un amor en Dios, o estoy únicamente priorizando aquellas relaciones del momento que no implican un compromiso profundo y total?