ESCUCHAR Y ASUMIR LA PALABRA
Una consecuencia de escuchar la palabra de Dios en una apertura total y con la seriedad y el amor por Él con que Dios que nos pide en el «Shemá», es que esa palabra se convierte en algo propio, se asume, se hace «nuestra», una parte de nosotros.
Nos dice el evangelio de San Juan:
«En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba ante Dios en el principio…Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria» (Juan 1, 1-2; 14)
Si nos ponemos a pensar en María, como aquella Mujer en la cual LA PALABRA se encarnó, desde su silencio y disposición total, entenderemos por qué en una mujer perfecta Dios utilizó la maternidad como mediación para lograr la Encarnación de La Palabra.
Si en la naturaleza de la mujer está inscrita la maternidad, cómo sería la maternidad en esta mujer perfecta.
Pensemos cómo la naturaleza utiliza la maternidad para lograr la encarnación de un ser: hablando del reino animal, en principio la hembra puede nada más luchar por su propia sobrevivencia anteponiéndola a todo otro ser, lo cual es instintivo, pero al quedar preñada no distingue entre su ser y el de la nueva criatura, y al parir, sucede algo increíble y es que la madre no hace distinción entre su propio ser y el de sus hijos, al tener la experiencia de haberlos sentido y alimentado desde sus mismas entrañas, como parte de su mismo cuerpo, al punto de que también la madre, en el reino animal, es capaz de dar la vida por sus hijos, sin que en ese proceso intervenga la decisión sino solamente el instinto más básico .
Este proceso de la maternidad nos muestra cómo debemos hacer con la palabra de Dios.
Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”
Preguntémonos:
- ¿Existe alguien que amemos como si fuera nuestra misma carne, que preferimos sufrir nosotros antes que esa persona sufra o escogemos pasar nosotros alguna carencia con tal de que esa persona no tenga que padecerla?