HUMILDAD, RECONOCER LA VERDAD DE MI MISMO
En la palabra de Dios se nos dice que quien ama a Dios busca la verdad:
«Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.» (Juan 3,20- 21)
Esa búsqueda de la verdad, que es Jesús, por el deseo de que Dios viva en nosotros, se convierte en la búsqueda de la verdad de uno mismo, que solamente se puede ver con claridad cuando nos confrontamos con el deseo y modelo de Jesús.
Para lograr entender esta verdad personal, el Santo padre Francisco nos pide evitar las «tentaciones de la auto-referencialidad», es decir, de ponernos a nosotros mismos como norma, nuestra forma de amar como la correcta o nuestras experiencias de vida como ejemplares.
Por eso es tan difícil buscar la verdad, porque nosotros tendemos a pensar que nosotros somos la norma, que somos buenos cristianos, católicos ejemplares, padres que a lo mejor tienen «una que otra fallita» pero que no se nos puede reprochar porque en el fondo sentimos que ya hemos hecho bastante.
Ese es el problema más grande que tenemos a la hora de descubrir la propia verdad: nuestra imagen. Nos cuesta aceptar que no somos lo que quisiéramos, no somos tan cristianos como decimos, y nos conflictúa aceptar que a veces nos sentimos perdidos como padres, y que aún en nuestras relaciones más cercanas no sabemos amar.
El apóstol Pablo dice al respecto: » no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero» (Romanos 7,19).
Esta no es una visión pesimista de las cosas, al contrario, si no nos damos cuenta de la verdad y vivimos creyéndonos «buenas gentes «eso tiene una consecuencia peor, que es la de pensar que lo malo viene de los demás. Mirar nuestra verdad refiriéndonos a la Verdad como algo externo es simplemente entender que necesitamos referentes que no seamos nosotros mismos, realidades que nos hablen de un amor más puro, de un Dios vivo que nos saque de nuestros propios egoísmos y confronte nuestra vida con una verdad que existe más allá de nosotros, esto nos hará libres pues podremos optar por un camino hacia Dios basado en la verdad.
Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”
Preguntémonos:
- ¿He aprendido a superar la tentación de la auto-referencialidad para mirar en mis referentes una verdad que Dios me enseña?
- ¿Me victimizo creyendo que yo soy «el bueno» y los demás los que me hacen el mal?