Meditaciones Diarias Cuaresma 2020: Día 7

Meditaciones Diarias Cuaresma 2020: Día 7

HUMILDAD Y DOCILIDAD

Uno de los capítulos sobre la docilidad en el antiguo testamento es el de Naamán, el sirio, jefe del ejército del rey Aram (2 Reyes 2,1-15).

Llama mucho la atención cómo este personaje debe hacer algo sumamente sencillo para curarse de algo tan grave como su lepra: simplemente lavarse siete veces en el río Jordán.

Frente a esta propuesta sencilla Naamán se enoja, cree que es una trampa del profeta, que algo se está haciendo mal, y se queja: «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! —dijo—. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor su Dios ¡y me sanara!».

Al leer estas palabras causa asombro cómo la actitud del ser humano es siempre la misma: no sólo queremos que Dios nos cure, sino que debe ser a nuestro modo… Si no es así nos enojamos…

Le pedimos humildad a Dios y Él nos dice «te voy a mandar una persona, en tu trabajo/familia, que rompe tus estructuras» y entonces le decimos «Señor, ¡eso sí que no!».

Le pedimos a Dios abandono porque somos desconfiados y Dios nos dice «para curarte de la desconfianza te voy a permitir no tener dinero un tiempo» y decimos: «¿Dios mío por qué me haces esto?»

Pensemos que el número 7 es el símbolo de la plenitud, de la totalidad. Al exigir que se lave 7 veces, Dios le pide a Naaman un acto total, aunque sumamente sencillo, (bañarse en el río debe haber sido cosa de cada día), pero debe ser hecho en plenitud. No sabemos si el hecho de sumergirse 7 veces traería algo de conciencia en la mente de Naaman mientras lo hiciera, eso sería especular, pero normalmente los actos sencillos que Dios nos pide cuando se los cumple, suelen traernos grandes razonamientos y conclusiones y   el mismo hecho de sumergirse en agua fue tomado como signo de «cambio de vida » para Juan el Bautista.

A Naamán le empieza a ganar su «lógica «…: «¿Acaso los ríos de Damasco —el Abaná y el Farfar— no son mejores que cualquier río de Israel? ¿Por qué no puedo lavarme en uno de ellos y sanarme?». Así que Naamán dio media vuelta y salió enfurecido». Y empieza a rechazar el sencillo pero contundente pedido de Dios.

En temas de docilidad podríamos poner muchos ejemplos sencillos de pedidos de Dios: bastaría mirar nuestra reacción frente a la tarea que se nos propone a diario en este chat para alcanzar una gracia grande de conversión en esta Cuaresma … O el hecho de que debamos asistir al Retiro de los misterios para dar una respuesta mayor a nuestro Maestro. O el asumir las funciones de ser Coordinador de verdad cuando hemos sido elegidos por nuestra comunidad y tener que «incomodarnos» por los hermanos para alcanzar aquello que Dios quiere dar a nuestra alma, en camino ascendente de la gracia, y no estamos para exigirnos demasiado y hacemos como nos parece que debería ser.

Veo que cuando uno se empeña en ser dócil en cosas pequeñas (por ilógicas que nos parezcan en principio) siempre esta actitud nos conduce a poder ser más dóciles en cosas más grandes.

Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”


Preguntémonos:

  • ¿Cómo somos ante aquellos pedidos que pueden resultarnos «ilógicos» de parte de alguien que es autoridad para nosotros?
  • ¿Somos totales cuando Dios nos muestra un camino sencillo para alcanzar una gracia, cuando nos pide una renuncia o vivir una carencia O queremos hacer casi exactamente lo mismo a nuestra manera o con nuestra lógica?

Propósito

Buscaré la docilidad en alguna cosa que me hayan pedido mis padres, o mi coordinador o alguna cabeza de la Obra, obedeceré, aunque me resulte ilógico, como camino de docilidad.

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