VALORAR EL USO DE LA PALABRA
Cuántas veces se nos ha planteado el aprender a usar nuestras palabras considerando el valor que ellas tienen y la influencia que pueden ejercer frente a los demás, y , dándoles esa importancia, sean verdaderamente expresiones del corazón, que muestran lo más sagrado de nosotros: nuestra alma.
Nos dice la Sagrada Escritura: «Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene.» (Proverbios 25,11).
Cuando profundizamos esta frase podemos ver que las palabras se convierten en un tesoro cuando son movidas por el amor y son dichas con veracidad y se pueden guardar sabiendo que son lo que de verdad el otro siente. Entonces se cumple aquello que se nos ha dicho y enseñado en la Obra: la palabra sirve para edificar.
Claro que la palabra también puede servir para destruir y la verdad es que la mayoría de nosotros, que hemos crecido en mundos tan divididos, que nuestras palabras no siempre nos reflejan, ni nos conducen a nosotros ni a los demás a metas mayores; entonces debemos aprender a usar la palabra como el medio para unificar nuestro ser, tan lleno de divisiones, con nuestro corazón.
Es un trabajo de cada día y cuando no se tiene ningún tipo de costumbre cuesta mucho el ir creciendo en el hábito de ser fiel a la verdad interior a través de las palabras, y en principio solamente la docilidad de confiar en la palabra de un hermano mayor que tenga la gracia de vivir fielmente a sus palabras, y de intentar imitar esa actitud te va poniendo claridad en aquellas áreas oscuras de tu alma que ni tú mismo entiendes:
«Las palabras de los sabios son como aguijadas, o como estacas hincadas, puertas por un pastor para controlar el rebaño» (Eclesiastés 12,11)
Le pido a Dios de todo corazón que la palabra se convierta para mí en ese medio que necesito para transparentar mi corazón y exponerlo al mundo. Sé que me falta muchísimo, pero en la fe de que esta oración, puesta en palabras, la escuchas Señor, y tomas cada una de las palabras que te digo, te expongo mi corazón.
Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”
Preguntémonos:
- ¿Es mi palabra reflejo de lo que de verdad siento y vivo?
- ¿Utilizó la palabra para exponer mi corazón o solamente para hablar de ideas o pensamientos bonitos que no se identifican esencialmente con mi ser?