DIOS NOS CONOCE (SALMO 139: 2-4)
Una parte fascinante del amor en Dios es el conocimiento del amado. Y en esto Jesús es el primero en quien vemos este ejemplo pues Él es quien mejor conoce a quienes ama. Podemos verlo cuando se describe a sí mismo como el Buen Pastor de todos nosotros “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas” (Jn 10;14-15).
Para entenderlo mejor debemos saber el significado bíblico de conocer: en hebreo “yadah”.
Esa palabra significa tener una relación con esa persona que se dice conocer y actuar en consecuencia atendiendo a esa persona, teniendo la acepción de una relación de intimidad (incluso relación sexual en caso de una pareja).
En Génesis leemos que Adán conoció (yadah) a Eva y entonces Eva concibió y dio a luz un hijo.
También la Virgen María utiliza la misma palabra: “María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” (Lc 1, 34).
Si consideramos este sentido hebreo de la palabra conocer, como el conocimiento de Dios en una relación íntima con Él, que resulta en acción de obediencia a Él y un conocimiento profundo, entonces los textos anteriores tienen sentido, y se puede entender el significado de las palabras del Señor a su pueblo, por ejemplo:
“Porque misericordia quiero y no sacrificio; conocimiento de Dios más que holocaustos” (Oseas 6,6), Dios se queja de su pueblo porque no lo conoce y este desconocimiento se muestra en que están más empeñados en ofrecerle ritos que en la Misericordia que es parte de la esencia misma de Dios.
Por eso cuando Jesús dice que nos conoce, el conocimiento que Jesús tiene de cada uno de nosotros es un conocimiento íntimo, minucioso, detallista. En la Palabra de Dios se muestra cuánto Jesús conoce a cada persona en sus pensamientos y actitudes: “Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?” (Mc 2,8)
Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”
Preguntémonos:
- ¿El conocimiento que tenemos de nosotros mismos es un conocimiento profundo, le hemos pedido a Dios que nos ayude a conocernos verdaderamente o tenemos miedo de saber qué hay profundamente en nosotros?
- ¿Hemos buscado crecer en el amor verdadero a Dios y hacemos actos para mostrar nuestro amor, actos que reflejan un verdadero conocimiento de Dios o seguimos pensando que hacer ritos (acciones repetidas) nos hacen estar cerca de Él?
- ¿Podemos decir que CONOCEMOS a nuestros seres queridos?