Conocido como la ‘boca de oro’ por su extraordinaria elocuencia como orador entre los Padres griegos
“No sientas vergüenza de entrar de nuevo en la Iglesia. Avergüénzate cuando pecas. No te avergüences cuando te arrepientas. Pon atención en lo que te hizo el diablo. Son dos cosas distintas: pecado y contrición. El pecado es una herida; la contrición es una medicina. Al igual que existen para el cuerpo heridas y medicinas, también para el alma existen el pecado y la contrición. Sin embargo, el pecado trae vergüenza y el arrepentimiento aporta valor.”