SHEMÁ ISRAEL: ¡ESCUCHA ISRAEL!
En este tiempo que buscamos tener una conversión verdadera, particularmente nos examinaremos en nuestra actitud frente a las reflexiones de estos días, y para eso les invito a profundizar en las palabras que el Señor dio a su pueblo escogido en cuanto a su primer Credo, el cual quería que se grabe en sus corazones para que logren vivir como tal.
Este Credo conocido como «Shemá Israel», se encuentra en el libro del Deuteronomio 6, en cuyo texto completo se resume el credo judío.
Detengámonos en el inicio, en la primera palabra: «Shemá”. La palabra hebrea Shemá “escucha” proviene del hebreo “Shamá”, raíz primaria que significa oír inteligentemente, atender, atentamente, atento, dar oídos, discernir, entender, entendido, escuchar, mirar, obedecer, obediente, de oídas, oído, oír, (poner, prestar) atención, testigo.
Pero no olvidemos que a continuación de la palabra Shemá está todo el credo judío que empieza proclamando la grandeza del Dios único y soberano de todo y poderoso sobre todo y, después de declare esta soberanía de Dios, da las normas básicas para el pueblo escogido que se desprendían de esta afirmación de fe primera y del amor que debían tener a ese Dios tan grande.
Por eso «en la tradición judía, recitar el Shemá es más que sólo mencionar algunas palabras. No son palabras vacías o vanas, ya que las mismas tienen que ver con una verdad establecida por Dios a Su pueblo escogido. El sentido literal y completo de la palabra Shemá en hebreo sería: “Escuchen y tomen esto seriamente”.»
Ya que todo esto está al inicio del credo que nosotros, miembros de la Obra también profesamos, pues el Shemá está grabado en el Talit del Maestro Jesús de la Unidad, Jesús del amor, y nos llama a una actitud concreta en la cual Dios nos pide escucharle, escucharle completamente, profundamente y totalmente, como un reflejo del amor pleno por Él:
«Escucha, Israel: Yahvé, nuestro Dios, es Yahvé-único. Y tú amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Deuteronomio 6,4-5)
Pensemos sí somos capaces de escuchar así, profundamente, seriamente, de hacer silencio interior y exterior cuando de Dios se trata, no es un silencio cualquiera el que Dios espera de nosotros antes de hablarnos, sino un silencio que involucra todo nuestro ser, que se dispone a obedecer por un amor pleno y total.
Entonces requiere un silencio verdadero para que nada nuestro «yo» pueda obstaculizar el flujo de su palabra y designio sobre nosotros.
Padre Milton Danilo Paredes
Superior de la Fraternidad Sacerdotal del
“Santo Sacrificio y María, Madre y Reina de la Unidad”
Preguntémonos:
- Siendo que no podemos vivir en nuestra relación con Dios aquello que no vivimos en nuestra relación con los hombres:
- ¿Somos capaces de hacer un silencio verdadero cuando alguien que amamos nos habla, sin poner proyecciones nuestras, juicios o interpretaciones a aquello que me dice?
- ¿Buscamos escuchar la voz de Dios con mansedumbre, sin juzgar las circunstancias que nos pide vivir y sin poner quejas en nuestro corazón, es decir, haciendo un auténtico silencio interior para acoger su palabra pronunciada sobre nosotros, en los acontecimientos de nuestra vida?